Misterios de los Thargoides
El profesor Ishmael Palin, reconocida autoridad en estudios Thargoides, ha publicado un breve artículo en la revista científica The Empirical.
«Los eventos recientes han devuelto nuevamente el interés en la especie alienígena que conocemos como Thargoides. He oído a gobiernos y figuras militares y públicas caracterizarlos como una fuerza destructiva sin dirección, similar a una plaga de langostas. Creo que es importante recalcar cuánto escapa a nuestro entendimiento.
Pese a muchas décadas de investigación, la civilización Thargoide sigue siendo completamente extraña para nosotros. Todavía no entendemos verdaderamente su idioma, sociedad, cultura ni objetivos. Las interacciones no violentas con sus astronaves en los últimos años han proporcionado poca información, más allá de su interés en patrullar y recoger fuentes de metaaleaciones. Por supuesto, su predisposición para el combate es uno de los pocos rasgos que compartimos definitivamente.
Hoy por hoy no sabemos prácticamente nada de su jerarquía, aparte de conjeturas generales de que comparten roles funcionales similares a los de insectos conocidos. Debido a la naturaleza biomecánica de sus constructos, ni tan siquiera conocemos con certeza la línea que separa a los seres vivos de sus naves. Si se ha estudiado alguna vez a Thargoides vivos, como se rumorea, esto ha sido de forma clandestina, a escondidas de la comunidad científica.
Aunque los Thargoides sacan naves del hiperespacio para escanearlas, ninguno de estos incidentes acaba en un ataque. Su reacción hostil a los artefactos de los Guardianes podría deberse a la memoria genética, algo profundamente arraigado en su tecnología. Incluso la percepción del tiempo de los Thargoides podría ser muy distinta de la nuestra. Lo que para nosotros es una guerra ancestral podría parecer reciente o aún en curso desde su punto de vista.
Sin embargo, en HIP 22460 fuimos testigos de algo nuevo: una contramedida activa ante la Proteus Wave. Ello sugiere que su percepción de la humanidad ha cambiado. Ya no somos chatarreros molestos que reclaman los restos que formas de vida superiores dejaron atrás. En su lugar, hemos intentado diezmarlos una vez más, igual que hicimos con el virus micoide hace siglos. Creo que ahora tenemos “toda la atención” de los Thargoides.
Nuestra futura relación con los Thargoides es incierta. Pero me veo obligado a recordar que nos enfrentamos a una especie de enorme inteligencia y complejidad, no a una manada de animales voraces. Debemos esforzarnos por aprender más sobre ellos, y esperar que tengan capacidad para vernos más que como enemigos».