Los Thargoides
En el siguiente programa de los episodios relevantes de la historia de la humanidad, la historiadora Sima Kalhana nos hablará hoy sobre los Thargoides.
“¿Estamos solos en el universo? Esa es una pregunta que nos hemos estado haciendo durante milenios. Incluso antes de que salieramos al espacio, mirábamos al firmamento y nos preguntábamos sobre la posibilidad de que existiese alguna inteligencia no humana ahí fuera”.
“Por supuesto, para algunos, esa pregunta ya ha sido respondida. Hemos visto a los alienínegas y les hemos dado un nombre: los Thargoides. Pero los encuentros con los Thargoides están envueltos en la ambigüedad y son difíciles de tener en cuenta como prueba de inteligencia extraterrestre. Además, no ha habido informes creíbles de avistamientos Thargoides en cientos de años”.
“Los primeros informes de encuentros con Thargoides datan de 3125, en donde pilotos declaran haber sido sacados a la fuerza del hiperespacio y atacados por misteriosas naves octogonales extremadamente rápidas y maniobrables. Aquellos que sobrevivieron a estas experiencias están convencidos de que habían encontrado extraterrestres y les dieron el nombre de ‘Thargoides'”.
“A medida de que las noticias de estos encuentros se extendían, afloraban rumores que apuntaban a que estas interdicciones podían ser respuesta a un ataque anterior por parte de los humanos. Datos filtrados desde la inteligencia federal indican que los colonos del sistema Veliaze se encontraron y asaltaron a una delegación extraterrestre poco antes de que las interdicciones Thargoides comenzasen. No tardaron en aparecer voces que indicaban que los ataques Thargoides eran consecuencia de ese encuentro”.
“No mucho después, los informes de encuentros Thargoides dejaron de aparecer, y durante las décadas posteriores no se tuvo noticia de ningún encuentro creíble con ellos. Para algunos, esto era la prueba irrefutable de que los informes originales eran falsos, ‘fantasías de pilotos solitarios que buscaban llamar la atención’, como dijo en su momento Arvan Corto de la Armada Imperial”.
“Pero la opinión pública daría un giro en el 3250 cuando salieron a la luz unos informes indicando que la desaparición de los Thargoides fue consecuencia directa de una operación encubierta antithargoide. Un mensaje anónimo, entregado a diversos medios de comunicación, indicaba que una organización conocida como Intergalactic Naval Reserve Arm había desarrollado un arma química especialmente diseñada para atacar la tecnología Thargoide. Este químico -conocido como virus micoide- estaba aparentemente diseñado para atacar determinados polímeros plásticos presentes en los motores de salto de los Thargoides. El hecho de que el virus parecía también dañar a los Thargoides disparó la especulación acerca de que los cuerpos de los alienígenas podía contener algún tipo de material semejante al polímero. Estas informaciones fueron completamente rechazadas por diversos líderes políticos y tachadas como teorías conspiranoicas, aunque algunos tuvieron que admitir que el informe contenía información lo suficientemente detallada como para ser creible”.
“Desde entonces, muy poca información ha salido a la luz. Los informes originales de 3125 hablaban de como las naves Thargoides podían ejecutar enormes saltos al hiperespacio mientras que otros documentos, supuestamente del INRA, indicaban de que los Thargoides provenían de mundos basados en el amoníaco. Incluso había rumores de que tenían algún tipo de conciencia colectiva o ‘mente de colmena’. Algunas de las teorías menos extravagantes sugieren que la tecnología de contramedidas electrónicas fue lograda a partir de ingeniería inversa de naves Thargoide capturadas”.
“¿Y los percebes, los artefactos desconocidos y las sondas desconocidas? Muchos creen que esos objetos también tienen su origen más allá de la humanidad, lo que ha llevado a especular que fueron creados por los Thargoides. Desafortunadamente, los análisis de estos objetos no han arrojado ninguna información concreta acerca de su origen o propósito”.
“¿Son los Thargoides reales? Francamente, no lo sé. Pero si lo son, solo podemos imaginar su verdadera naturaleza”.