Xenopacifistas asesinados por los Thargoides

La investigación en el sistema Hyades Sector YO-Q b5-1 ha confirmado que naves Thargoides atacaron y destruyeron la meganave Kingfisher.
Vox Galactica ha publicado el siguiente reportaje de su corresponsal de campo Ernesto Rios:
«Fuentes independientes y federales han verificado que la Kingfisher recibió múltiples ráfagas de armamento Thargoide. Los equipos médicos exploran los restos de la meganave en este momento, en busca de tripulación y pasajeros. Desgraciadamente, según he visto, la escala de los daños sugiere que la probabilidad de que alguien sobreviviera es extremadamente baja.
El descubrimiento de los registros del dr. Elias Pope de Orion University, que supervisaba los intentos de comunicación con los Thargoides, ha aportado más datos. Aunque todavía tengo que escuchar la grabación personalmente, al parecer describe con exactitud lo que ocurrió cuando la anomalía Taranis atravesó el sistema.
Conforme se extiende la información sobre la tragedia, crece de forma atronadora la desaprobación hacia el Proyecto de Defensa Thargoide. Este grupo marginal había ganado recientemente cierto respeto al involucrarse el congresista Dalton Chase y otras figuras mediáticas. Pero ahora se extiende la ira por el hecho de que, tal y como lo planteó el editorial de Sol Today, “miles de personas fueron enviadas a morir siguiendo la vaga esperanza de que estos señores de la guerra alienígenas podrían tener buenas intenciones de la noche a la mañana”.
El congresista Chase ha dicho a la prensa que está revisando los últimos informes que llegan de Hyades Sector YO-Q b5-1 y que no puede hacer ningún comentario oficial todavía. Como imagen pública de la misión de la Kingfisher, es posible que se le pida que asuma responsabilidad por lo sucedido.
Entretanto, Taranis se aproxima cada vez más al espacio habitado por el ser humano. La destrucción de la Kingfisher demuestra de forma definitiva que las señales solitarias son de origen Thargoide y que vienen con intenciones hostiles. Ahora que la probabilidad de una Segunda Guerra Thargoide alcanza cotas nunca vistas, la tensión en los sistemas centrales crece como nunca antes».

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