Los refugiados huyen de la ofensiva Thargoide

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Millones de personas están siendo evacuadas de los sistemas que han sufrido los devastadores ataques de las flotas Thargoides.
Se ha iniciado un gran despliegue humanitario y las meganaves de rescate esperan en ubicaciones clave próximas a cada sistema ocupado por los Thargoides. La capitana Justine Kemp, de la nave de rescate Hutner, que actualmente se encuentra estacionada en Enayex, ha descrito las operaciones para Vox Galactica:
«De acuerdo con los nuevos procedimientos, todos los transportes contratados que transportan refugiados desde sistemas que se enfrentan a la invasión Thargoide se dirigen a nuestras plataformas de aterrizaje. Los equipos de emergencia evalúan las prioridades y prestan ayuda directa siempre que es posible. Sin embargo, la prioridad es cumplimentar todos los trámites con rapidez para poder reubicar a los refugiados en alojamientos temporales, lejos de las zonas de guerra.
Se trata de la situación más complicada a la que nos hayamos enfrentado jamás. Estamos acogiendo un gran número de personas llegadas no solo de puertos espaciales, sino también de asentamientos planetarios. En algunos de estos sistemas, prácticamente todo está en llamas y los refugiados no paran de llegar».
Vox Galactica también ha publicado una selección de fragmentos de audio de los civiles que han escapado de los sistemas ocupados por los Thargoides:
«Todo ocurrió tan deprisa… Estábamos comiendo cuando el puerto empezó a temblar. Mi hijo se había hecho amigo de una comerciante que había aterrizado unos días atrás y la convenció para que nos llevara en su Hauler. Dimos tantos bandazos para abrirnos paso entre las naves Thargoides que estuve a punto de vomitar la comida que habíamos disfrutado hacía tan solo unos minutos».
«Estaba en una ventana de observación del puerto espacial cuando esas naves, esas cosas extrañas en forma de estrella, pasaron a toda velocidad. Entonces, el lado contrario del anillo hábitat desapareció. Cayó una lluvia de fuego y trozos de metal… Las sirenas empezaron a sonar y la multitud se dirigió hacia las plataformas. El calor inundaba los pasillos y el humo nos impedía respirar. Ni siquiera vi la nave que me trajo hasta aquí. Para mí, todo era una confusión de rostros asustados y cubiertos de hollín».
«Estoy buscando a mi padre. Estaba herido la última vez que lo vi. Tenía quemaduras causadas por esa cosa verde corrosiva que atravesó nuestra sección. El comandante no tenía espacio en su nave para todos. Lo convencí para que transportara a mi padre primero. Pero ahora no consigo encontrarlo. Los médicos no tienen tiempo para hablar conmigo. Espero que esté aquí, en alguna parte. Tiene que estar aquí, en alguna parte».

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