Un año después de la victoria de la humanidad en la guerra alienígena

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Ha pasado un año desde que la destrucción del Titan Cocijo en el sistema Sol puso fin a la Segunda Guerra Thargoide.
El conflicto se cobró decenas de miles de millones de vidas y transformó las prioridades políticas, militares y económicas de todas las grandes civilizaciones. Desde aquellos días, se han podido recuperar estaciones y asentamientos que entonces quedaron abandonados debido a los daños cáusticos que habían sufrido.
Se han reanudado rutas comerciales y reabierto negocios, y en los sistemas recién colonizados, las comunidades han florecido dejando muy atrás las cicatrices de la guerra.
En Sol, los visitantes se han reunido alrededor de una baliza ubicada cerca de los restos de Cocijo, que sirven como recordatorio tanto del triunfo como del sacrificio que terminó con los avances de los Thargoides.
A muchos aún les cuesta salir adelante después de lo que perdieron, mientras que otros han aprovechado la oportunidad para volver a empezar reconstruyendo y apoyando las iniciativas de colonización, para conseguir así que la humanidad se expanda por las estrellas.
Pero la paz conseguida a tan alto precio ha resultado ser frágil.
En las últimas semanas, el descubrimiento de una extraordinaria nueva especie exobiológica en el sistema HIP 87621, la Radicoida Unica, ha desencadenado una escalada de tensiones políticas y militares. Las tres superpotencias y las doce potencias principales que las representan están inmersas en una batalla estratégica por el control del enclave circundante.
Hay analistas políticos que han expresado su preocupación por la posibilidad de que la humanidad esté repitiendo antiguos errores. Como señaló uno de ellos durante un acto conmemorativo en Marte:
«Hemos probado que podemos unirnos contra una amenaza externa. La cuestión es si aprenderemos a hacer lo mismo sin una».